La pasión por el automovilismo que se hereda

La familia Otero en boxes: Marcelo, Miguel, Leo y Lalo, listos para salir a pista
La escudería Otero, un proyecto familiar que se vive entre el taller y el circuito.

Las categorías zonales no solo destacan por el espectáculo en pista, sino también por las historias que las sostienen: esfuerzo, herencia y pasión. Entre ellas, la de la familia Otero es un faro: respiran motores, transitan circuitos y transmiten el amor por las carreras de generación en generación.

Una escudería de familia

Marcelo Otero, campeón del Turismo Carretera Austral en 2014, es uno de los protagonistas históricos de la categoría. Hoy, además de seguir compitiendo, volvió a las pistas compartiendo equipo y garaje con su hijo, Miguel Otero, actual referente del TCA y líder del campeonato.

A su lado, Leo Otero —hermano de Miguel e hijo de Marcelo— aporta en el trabajo mecánico y técnico, clave para que los autos rindan al máximo cada fin de semana. Y la cadena sigue: Lalo, hermano de Marcelo, también dice presente en la Monomarca R-12, manteniendo viva la llama de la competencia.

Del taller a la pista

La historia de los Otero es más que una planilla de resultados: es el retrato de lo que el automovilismo zonal significa para quienes lo sienten desde adentro. Se aprende en el taller, se afina en la grilla, se corrige por radio y se celebra en familia al caer la bandera a cuadros.

En el sur, los motores no solo rugen en los circuitos: también laten en el corazón de las familias que lo hacen posible.
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